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Trabajar para vivir… ¿o para recordar? Lo que aprendí de un conductor de Uber y un empresario de 100 años sobre la memoria.

Últimamente he leído mucho sobre la memoria, cómo conservarla y mantener el cerebro activo sin importar la edad, pero sobre todo para llegar bien a la vejez y evitar enfermedades como la demencia o el alzhéimer.

Hay muchas cosas que podemos hacer, jóvenes y mayores, muchas de ellas relacionadas con nuestros hábitos, como dormir bien o hacer ejercicio diariamente, cuidar la alimentación (no consumir azúcar, gran reto para mí), meditar (aumenta la memoria funcional y la capacidad de mantener la concentración, Universidad de California, Santa Bárbara, 2013; libro Make Time, pág. 227) y, el que más he explorado últimamente, mantener la mente activa.

¿Cómo? Aquí entran dos variables importantes: la socialización y el propósito.

Hay un estudio de la Universidad de Harvard en el que se demostró que las personas con relaciones sólidas son más propensas a vivir más, con más salud y plenitud (aparece en el libro Make Time y también lo explica Tal Ben-Shahar como un elemento importante para la felicidad).

El otro aspecto es tener un propósito, que en pocas palabras puede resumirse en trabajar.

El trabajo nos mantiene activos, actualizados y afilados: hay que estudiar, resolver problemas, consultar con otros, aprender y hacer preguntas. Hay que relacionarse con los demás, tener conversaciones, y ver otros puntos de vista.

La única manera de mantener nuestro cerebro activo no es trabajando, claramente está el aprendizaje: la posibilidad de inscribirse en cursos, leer, etc. Pero para cualquier persona que esté en condiciones, el trabajo es una oportunidad para mantener su cerebro activo, “joven”.

Sin embargo, para muchos, el trabajo no es más que un medio para subsistir, un lugar al que van o se conectan diariamente, que carece de propósito o motivación. Y estos dos ingredientes, señores, no dependen de los empleadores, dependen de nosotros: la fuerza de trabajo.*

Qué poco aprovechamos esta oportunidad de mantener nuestro cerebro funcionando, especialmente cuando vivimos en una época en la que dispositivos como el celular hacen todo lo contrario. No se trata únicamente de la posibilidad de mantenernos activos, es la fuente misma del sentido de propósito. Y esa es la fuerza (o una de las fuerzas) que hace que disfrutemos vivir.

Hace poco me recogió un conductor de UBER, Carlos Enrique. Me contó que llevaba dos semanas en la aplicación y aún estaba aprendiendo cómo funcionaba. Cuando le pregunté por qué había empezado, me contestó: “para que no me maten en mi casa, jajaja”, y luego me explicó que está jubilado y que la paz en su casa se mantiene cuando él está trabajando. Durante el trayecto, me contó cómo había buscado un conductor con más experiencia para que le explicara todos los trucos (qué carreras tomar, cómo mantenerse en un área, cómo protegerse de usuarios sospechosos, etc.). Me dijo que tenía una buena pensión (y su carro estaba súper), pero que sentirse activo y productivo lo hacía sentir muy bien. Además, ese dinero adicional no solo pagaba la gasolina, sino también las vacaciones a las que invitaría a su esposa.

En la celebración de los 65 años de la Universidad EAFIT, conmemoraron a Jorge Iván Rodríguez (100 años) por su trabajo en la universidad y su fundación. Tuve la fortuna de asistir a un conversatorio sobre ganadería regenerativa, invitado por Ingeniería Agroindustrial, en el que se encontraba Jorge Iván. Me llamó la atención lo bien formuladas que estaban sus preguntas sobre las charlas que escuchamos, no por su edad, sino por su forma de hablar y por su memoria. Habló de partes de las charlas de las que ni yo me acordaba.

De la entrevista que le hizo la Universidad EAFIT (se las recomiendo: https://www.instagram.com/p/DIYzXxNqJXY/) y de lo que he leído, rescato aquello que todos (sin importar nuestra edad) deberíamos poner en práctica si queremos que nuestro cerebro siga funcionando:

  1. Ejercicio físico constante: no importa cuánto tiempo, lo importante es que sea variado y diario.

  2. Mantener relaciones activas: en pocas palabras tenga amigos, grupos, véase con su familia, tenga reuniones presenciales.

  3. Conéctese al mundo de lo físico: desconéctese de redes, del celular. Tenga espacios libres de noticias, chats, etc. La ansiedad es una enemiga de la memoria.

  4. Mantener vivo el espíritu de aprender: como les conté, Jorge Iván asistió a charlas de ganadería regenerativa, y Carlos Enrique está aprendiendo un nuevo oficio desde cero.

  5. No dejar de trabajar…

A pesar de que soñemos con la jubilación o con ganarnos el baloto para no tener que hacer nada, hay que preguntarse si eso realmente nos haría felices. Para mí, la respuesta está clara: NO.

Estar activo, sentirse útil, TRABAJAR, es una gran oportunidad para ser felices en el día a día. Piense en un reto que haya tenido y que logró superar: ¿Qué se siente? SATISFACCIÓN.

Y aquí viene un gran ingrediente: sin retos, sin conflicto o sin problemas, no sentiríamos la emoción que se produce al lograr algo. Ganar una carrera con esfuerzo, ganarle a alguien que es más fuerte que usted, es mil veces más satisfactorio que ganarla corriendo contra cojos.**

El trabajo, como todo en la vida, está lleno de días buenos, regulares y malos. No espero que se levante todos los días extra emocionado por trabajar, pero sí creo que hay que disfrutarlo. No importa el cargo, el oficio o la empresa: trabajar es socializar, cambiar un mercado, participar en una cultura empresarial, enseñar, aprender, y sobre todo tener la posibilidad de impactar positivamente a otra persona.

Y si definitivamente no puede ver nada positivo en su trabajo, entonces cambie. Porque está desaprovechando la oportunidad de que su cerebro esté aceitado hasta el último año de su vida.

El propósito es parte vital de cualquier negocio, es lo que nos mantiene engranados como equipo y el motor que hace que superemos adversidades. Comunicarlo es fundamental para que todos los que trabajan en ese negocio se sientan conectados, esta es la base para la #planeación y la #estrategia.

Disfrutar lo que uno hace cobra un sentido diferente, conectar al equipo con el propósito, mantener relaciones sanas y fluidas, no sólo tiene que ver con el funcionamiento del negocio, con entregar valor. Tiene que ver con el #bienestar emocional y físico (cerebro) del equipo.

Carlos Enrique y Jorge Iván me dejaron una gran lección: mantenerse activo y trabajar es un ingrediente fundamental para estar bien física y emocionalmente.

*Soy consciente de que hay muchos que no tienen sus necesidades básicas cubiertas, y para ellos el trabajo es únicamente una fuente de subsistencia. En esos casos no hay otra motivación, y es completamente entendible.

**Hay un libro muy interesante que lo explica: Flow: the psychology of optimal experience.

luisa restrepo